Se denomina período
helenístico o helenismo a una etapa histórica de la Antigüedad cuyos
límites vienen marcados por dos importantes acontecimientos políticos: la
muerte de Alejandro Magno y el suicidio de la última soberana
helenística, Cleopatra VII de Egipto, y su amante Marco
Antonio, tras su derrota en la guerra de Accio. Es la herencia de la
cultura helénica de la Grecia clásica que recibe el mundo griego a través de la
hegemonía y supremacía de Macedonia, primero con la persona de Alejandro
Magno y después de su muerte con los diádocos o sucesores, reyes que
fundaron las tres grandes dinastías que predominarían en la época: Ptolemaica, Seléucida y Antigónida
Estos soberanos supieron conservar y alentar el espíritu griego, tanto en las artes como en las ciencias. Entre la gente culta y de la aristocracia «lo griego» era lo importante y en este concepto educaban a sus hijos. El resto de la población de estos reinos tan dispares, Egipto, Siria, Macedonia, no participaba del helenismo y continuaba con sus costumbres, su lengua y sus religiones.
El Periodo Helenístico surge debido a la decadencia de las polis griegas - ciudades estado de la Antigua Grecia y trajo la consiguiente dominación de Macedonia en el mundo griego. Alejandro Magno III de Macedonia - llamado luego el Magno - dirigiría una de las mayores expansiones en el mundo antiguo, abarcaría las regiones de Grecia, Macedonia, Egipto, Palestina, Persia y Mesopotamia.
Sin embargo, el esplendor de ciudades como Alejandría, Antioquía o Pérgamo, la importancia de los cambios económicos, el mestizaje cultural y el papel dominante del idioma griego y su difusión son factores que modificaron profundamente el Oriente Medio antiguo en esta etapa.
Esta herencia cultural será asimilada por el mundo romano, surgiendo así con la fusión de estas dos culturas lo que se conoce como «cultura clásica», fundamento de la civilización occidental.
Los trabajos arqueológicos e
históricos recientes conducen a la revalorización de este período y, en
particular, a dos aspectos característicos de la época: la importancia de los
grandes reinos dirigidos por las dinastías de origen griego o macedónico , unida
al cometido determinante de decenas de ciudades cuya importancia fue mayor que
la idea comúnmente aceptada durante mucho tiempo.
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